El Rey del Mundo. Primera Parte.

-¡Yo también hago historias papá! -revela El Rey del Mundo- ven, te las voy a leer.

-¡Muero por escucharlas! -responde Blue, mientras un ritmo único y particular lo retorna tiempo atrás-. Ocho años y ocho meses exactamente -recuerda.

Tum tum, tum tum. Inunda repentinamente la habitación un tamborileo frenético, como un reloj de cuerda sumergido en agua. Es el ritmo cardíaco más acelerado que ha escuchado Blue jamás. Lo sobrecoge una sensación de preocupación que evidencia en una mueca percibida por el médico a cargo.

-No hay nada que temer Blue -lo tranquiliza el profesional- en el vientre materno el corazón de una nueva vida late más rápido, bulle emocionado de saberse protagonista de su propia historia.

Blue asiente avergonzado y aliviado a la vez. Desde que su esposa y él supieron que serían tres en casa, no ha dejado de investigar y aprender: embarazo, cuidados -antes, durante y después del parto-, bebés -crianza, alimentación, estimulación, enfermedades comunes, afecciones y anomalías- y un largo etcétera. Siempre había tenido la certeza de que esa sería la responsabilidad más grande que tendría en su vida y pensaba cumplirla de la forma más cabal que le permitieran sus fuerzas, y aún falto de ellas.

Siempre tuvieron la corazonada de que sería un varón. Cuando meses después lo confirmaron, Blue -cuyo mundo interno siempre había tenido una muralla infranqueable y hostil para cualquiera que osara asomarse más de lo permitido- supo que el Rey del Mundo, de todo su mundo, había llegado para gobernarlo eternamente. Los suyos, fueron los primeros brazos que lo acunaron cuando llegó a este mundo.

-Pequeñito y frágil en mis brazos -recuerda Blue- y, sin embargo, completamente sereno y atento al reconocer la voz que le hablaba, la misma que diariamente le saludaba y le hacía escuchar diversos géneros musicales, todas las noches en el vientre de mamá: reggae, rock, blues, clásica, funk… Papá y su melomanía en libertad total de expresión.

Con un amoroso arrullo, Blue le dio la bienvenida. Empezaba así la monarquía del Rey del Mundo.