Síndrome de la felonía

¿Cuál es el sentimiento real que subyace a toda sonrisa cortés? ¿Cuáles las intenciones detrás de un apretón desdeñoso de manos? ¿Qué realidad tristemente oculta se disfraza de traje elegante? -se preguntaba Blacky, con una sensación repetida de decepción- Qué importancia tiene ya, el síndrome de la felonía hace de la confianza un tema patológico en estas tierras, en estas regiones, en este país.

En su afán por demostrarse a si mismo que siempre se podían encontrar excepciones a la “regla”, que -de alguna manera- siempre se podía abrigar la esperanza de encontrar el lado positivo del individuo, había intentado infructuosamente forjar lazos interpersonales de crecimiento constante y duraderos en el tiempo con muchas personas, desde las más cercanas hasta las menos conocidas. En ambos escenarios había fallado, si bien no todas las veces, si en la gran mayoría.

-En todos los casos está presente siempre el problema de los conceptos errados -pensaba Blacky- Deseo de superación versus inmediatismo. Y mientras más actual la generación o menos años el individuo, menos capacidad de reconocer la diferencia entre ambos. Lo quiero todo, pero a esfuerzo casi cero -pensaba Blacky.

En su andar aventurero por la vida, Blacky había logrado recorrer distintos caminos, distintas realidades, distintas culturas. Cada cual con sus respectivos “males endémicos”, cada cual en la búsqueda de su cura. Sin embargo, le disgustaba reconocer que el síndrome de la felonía -que seguía propalándose y dominando cada vez más- se fortalecía día a día de la mano de la peste que asolaba al mundo entero y que sacaba -en su manifestación más cruel- lo peor de este mal sin cura alguna en el horizonte próximo.

-Si los seres y su supervivencia se encuentran ligados, hoy más que nunca, al respecto fidedigno entre ellos y sus acuerdos sociales -tácitos o manifiestos- ¿Qué esperanza nos dejan el síndrome de la felonía y la peste juntos? -se preguntaba un desolado Blacky, cuyas reflexiones continuaban menoscabando sus mínimas esperanzas…

El Rey del Mundo. Segunda Parte.

-Noche inusualmente despejada de diciembre con luna llena -recuerda Blue.

La observaba desde la ventana de la habitación en la clínica donde descansaban mamá y el Rey del Mundo luego de una mañana ajetreada para todos. Al caer la tarde había entrado en la habitación la neonatóloga y les había dado las instrucciones para alimentar al bebé.

-No pueden pasar más de tres horas para que el bebé vuelva a amamantar, ni siquiera por la noche -informaba la especialista- por el tema de la glucosa; y una vez concluido el proceso, usted tiene que ayudar a botar el chanchito -le decía a Blue, sin quitarle la mirada- para que luego pueda dormir sin problemas.

En “teoría” -recordaba sonriente Blue- quien de inmediato había programado alarmas cada tres horas en el celular, para que le hicieran despertar en el momento exacto de cada toma. Junto a su esposa habían decidido que, cuando volvieran a casa los tres, el Rey del Mundo dormiría solo en su cuna acompañado únicamente por la música clásica del móvil a control remoto que Blue había instalado en la cabecera de la cuna para poder encenderlo desde su cama. Esta decisión implicaba levantarse de la cama cada tres horas, durante la noche y la madrugada, para cargar al bebé y entregárselo a mamá para el suministro vital de leche. Sin embargo, como luego tenía que cumplir con la tarea del chanchito, las siguientes tres horas, que «tenía» Blue para poder dormir, terminaban reduciéndose a dos horas y media, para repetir la tarea una y otra vez en un bucle continuo que soportó estoicamente dos largos e interminables meses al cabo de los cuales el monarca decretó su primera victoria.

-Probemos esta noche -le sugirió su esposa- que duerma a nuestro lado y veamos si podemos acomodarnos.

El dolor en los pies incrementaba día a día y las pantorrillas se convertían en una gelatina temblorosa cada vez que se levantaba al sonido de una de las alarmas programadas. Sin contar las madrugadas que fue testigo de una gama impresionante de colores al ver el cielo ir cambiando de negro hasta llegar a su celeste característico, desapareciendo las estrellas y disimulando la luna con las primeras luces del amanecer, con el Rey del Mundo durmiendo sólo mientras lo llevaba en brazos con un suave arrullo que lo adormecía completamente, pero que dejaban los brazos de Blue tan adoloridos como cuando ayudaba a su mamá con las bolsas del mercado los largos domingos por la mañana.

-Probemos -consintió Blue, completamente rendido.

Fue la primera noche, después de tantas, que Blue pudo descansar su cuerpo. Sólo haciéndole saber a mamá que era hora de alimentar al bebé, para volver a sumirse en un sueño ligero, pero medianamente reparador. El Rey del Mundo nunca más volvió a dormir en su cuna por las noches, había encontrado el lugar más cálido y tranquilo para dormir apaciblemente, su espacio real ganado entre mamá y papá.

El Rey del Mundo. Primera Parte.

-¡Yo también hago historias papá! -revela El Rey del Mundo- ven, te las voy a leer.

-¡Muero por escucharlas! -responde Blue, mientras un ritmo único y particular lo retorna tiempo atrás-. Ocho años y ocho meses exactamente -recuerda.

Tum tum, tum tum. Inunda repentinamente la habitación un tamborileo frenético, como un reloj de cuerda sumergido en agua. Es el ritmo cardíaco más acelerado que ha escuchado Blue jamás. Lo sobrecoge una sensación de preocupación que evidencia en una mueca percibida por el médico a cargo.

-No hay nada que temer Blue -lo tranquiliza el profesional- en el vientre materno el corazón de una nueva vida late más rápido, bulle emocionado de saberse protagonista de su propia historia.

Blue asiente avergonzado y aliviado a la vez. Desde que su esposa y él supieron que serían tres en casa, no ha dejado de investigar y aprender: embarazo, cuidados -antes, durante y después del parto-, bebés -crianza, alimentación, estimulación, enfermedades comunes, afecciones y anomalías- y un largo etcétera. Siempre había tenido la certeza de que esa sería la responsabilidad más grande que tendría en su vida y pensaba cumplirla de la forma más cabal que le permitieran sus fuerzas, y aún falto de ellas.

Siempre tuvieron la corazonada de que sería un varón. Cuando meses después lo confirmaron, Blue -cuyo mundo interno siempre había tenido una muralla infranqueable y hostil para cualquiera que osara asomarse más de lo permitido- supo que el Rey del Mundo, de todo su mundo, había llegado para gobernarlo eternamente. Los suyos, fueron los primeros brazos que lo acunaron cuando llegó a este mundo.

-Pequeñito y frágil en mis brazos -recuerda Blue- y, sin embargo, completamente sereno y atento al reconocer la voz que le hablaba, la misma que diariamente le saludaba y le hacía escuchar diversos géneros musicales, todas las noches en el vientre de mamá: reggae, rock, blues, clásica, funk… Papá y su melomanía en libertad total de expresión.

Con un amoroso arrullo, Blue le dio la bienvenida. Empezaba así la monarquía del Rey del Mundo.

La ruta del visionario. Parte Final.

-Vida multiplanetaria -recuerda Nole- esa es la mejor opción para proteger a la especie humana de su extinción: un meteorito, un virus diseñado, el calentamiento global o el desarrollo de una tecnología aún desconocida con el suficiente potencial para desaparecernos. Es imprescindible encontrar la forma de establecer condiciones de vida suficientes para poder colonizar Marte en unos veinte años, una colonia inicial de ochenta mil personas que nos permita el desarrollo paulatino de las condiciones necesarias de vivienda, alimentación y transporte basados en fuentes de energía eléctrica dada la ausencia de oxígeno en la atmósfera marciana.

Fue el objetivo que lo llevó a invertir cien millones de dólares de su nueva fortuna en su siguiente compañía ExplorationX que en siete años se convirtió en la primera compañía privada en poner en órbita un satélite y en llegar a la Estación Espacial Internacional.

En su afán por reducir el calentamiento global, como uno de los factores que nos conducirá a la extinción de la humanidad, empezó a desarrollar tecnologías para aprovechar la energía solar:

-Autos compactos y económicos que sean íntegramente alimentados por baterías recargables mediante energía solar -se proponía Nole-. Crear grifos de electricidad cuyos techos sean paneles solares que recojan continuamente la energía que nos brinda la principal estrella de nuestro sistema solar.

Todas las partes de esta cadena serían fabricadas y ensambladas por dos compañías que impulsaría Nole con este objetivo: Tritium y Solarium, que con el pasar de los años se convertirían en las compañías más importantes en la fabricación de autos eléctricos y sistemas de energía solar respectivamente.

-Democratizar las posibilidades de la inteligencia artificial poniéndola a disposición de todos mediante una plataforma abierta que ayude a contrarrestar su futuro uso lucrativo por parte de las empresas privadas o su desvirtuación al pretender alimentar el hambre de poder de algún régimen totalitario -continuaba cavilando Nole-. Toda tecnología novedosa en manos equivocadas siempre buscará concentrar el poder y debemos trabajar en pro de la humanidad y su libertad.

Fue el punto inicial del nacimiento de FreeAI, compañía dedicada a la investigación de la inteligencia artificial en beneficio de la seguridad humana.

-¿Qué pasará el día que los avances en inteligencia artificial generen en las máquinas la “conciencia” de que pueden superarnos en la carrera por la inteligencia? -se preguntaba Nole-. Se debe encontrar la forma de crear una interfaz cerebro-procesador capaz de abrirnos la posibilidad de seguir contando con la ventaja de nuestro lado humano, sumándole todo lo que puedan aportar las máquinas, manteniendo nuestra “ventaja” sobre ellas.

Para buscar una solución a esta inquietud creó Braintech que, junto a FreeAI, se encargará de buscar la mejor forma de implantar tecnología en el cerebro humano en la búsqueda de lograr una simbiosis “beneficiosa” para el ser humano.

Una vez más volvía Nole en busca de su reflexión final respecto de la cuestión que lo había hecho viajar por todos los hitos importantes de su vida hasta este punto, hasta este preciso momento en el cual sentía latir su corazón en la garganta, las lágrimas que apuraban su salida llenando inconteniblemente la comisura de sus ojos y una sola idea rondando su cabeza:

-La vida es dura por naturaleza, toca sobreponerse a ella, aunque el camino exija abandonar aquellos modelos y personas que inspiraron la construcción de esta misma senda, pero cuya comprensión de la vida va quedando vetusta junto con sus cuerpos humanamente mortales…

La ruta del visionario. Segunda Parte.

-Física -afirma Nole- para adentrarme en sus principios fundamentales y a partir de ellos desarrollar tecnologías orientadas a prolongar la existencia de la humanidad. Economía -agrega Nole- para una visión heurística orientada a satisfacer las necesidades humanas.

Cuando hubo reunido el dinero suficiente empezó sus estudios de pregrado en Queen’s University, ahí conoció a su primer amor, Justine, escritora que se convertiría en su esposa. Pronto buscaría acercarse más a su objetivo mudando sus estudios universitarios a Pensilvania. Estados Unidos ¡por fin!

-Licenciado en Física y Economía ocho años después -recuerda Nole- etapa retadora pero muy divertida, sobre todo cuando alquilamos toda una casa de fraternidad con mi compañero y mejor amigo Risso y la convertimos en club nocturno clandestino -una mueca de sonrisa tímida y cómplice se dibuja en el rostro de Nole.

Con una visión mejorada llegó a California a sus veinticuatro años para iniciar su doctorado en Stanford, pero sus ansias de emprendimiento lo arrastraron a los furiosos rápidos empresariales que ya no le dejaron continuar su senda doctoral y lo adentraron inexorablemente en la vida de los negocios.

-Maps1 la primera compañía que formamos junto a mi hermano, él aún en condición de ilegal en Estados Unidos, hicimos software web enfocado al desarrollo de guías de ciudades por internet. Gracias a la confianza de nuestros inversionistas ángeles logramos arrebatarle cuentas determinantes a la competencia y ponernos en la palestra para que una gigante tecnológica nos hiciera una oferta, nada despreciable, para adquirir la empresa. Veintidós millones de dólares netos fue lo que logré con la venta de mi primera compañía -recuerda orgullosamente Nole.

La mitad de ese dinero sería destinado a la creación de una empresa de servicios financieros y correo electrónico que terminaría fusionándose con otra empresa para formar el primer banco por internet YapLap.

-Me destituyeron de mi cargo de CEO mientras me encontraba en vuelo a mi luna de miel -recuerda Nole- mis colaboradores más leales lograron contactarme en pleno vuelo, tuve que devolverme inmediatamente, pero ya era tarde, sólo me quedaba aceptar la nueva organización. Aún así logramos vender la empresa a otra gigante tecnológica. Ciento sesenta y cinco millones de dólares fue lo que logré ganar con esa venta -reflexiona Nole- ¡Gran negocio!

La ruta del visionario – Primera Parte.

Cuando Nole se perdió en sus reflexiones buscando el sentimiento que mejor describa su turbación al escuchar al héroe que lo había inspirado toda su vida rechazando su proyecto comercial de llevar a las personas al espacio en vuelos comerciales, recordó vívidamente el momento cuando en su natal Pretoria, a los doce años, le planteó a su padre:

-Deberíamos mudarnos a Estados Unidos papá, allá está la NASA, y yo quiero llegar a Marte y morir allí.

-¡No seas estúpido Nole! -le espetó su padre- ¿Quién diablos piensas que se va encargar de ti en esas lejanas tierras? Sólo somos tu y yo, y tengo demasiadas cosas que atender aquí para pensar siquiera en mudarme a otro país.

Aquella vez Nole entendió que si deseaba estar cerca de sus sueños tendría que hacerlo él solo.

Como era el mejor alumno de su clase en la escuela, la envidia de sus compañeros lo hacía presa fácil y constante de bullying, siempre atentos a la ocasión de poder golpearlo, hasta aquel día:

-Iba bajando las gradas -recuerda Nole- completamente inmerso en la lección que nos acababa de enseñar el profesor Rashim en su clase de Biología, cuando de pronto el impulso furioso de varias manos en mi espalda me hizo rodar escaleras abajo. Diez peldaños -recuerda- son los que alcance a contar antes de perder el conocimiento. Luego silencio y oscuridad. Cuando desperté estaba mamá sentada al lado de la camilla en la clínica. Me contó que Mandla y Luan me habían empujado con la intensión de molestarme sin darse cuenta, ¿o sí?, del accidente que causarían.

-Nada grave hijo -le informó mamá- sólo golpes y un gran susto.

Cuando volvió a la escuela decidió que la biblioteca sería su refugio, y que leería cuanto libro hubiera en ella, incluyendo esa gran enciclopedia. A sus diez años ya había aprendido a programar y a los doce ya tenía listo su primer videojuego.

-Mis primeros quinientos dólares -recuerda con orgullo Nole- para entonces mis padres estaban divorciados y vivía con papá. Ese día lo decidí. Terminaría la escuela y me iría a vivir a casa de la tía Sophie en Canadá. Era lo más cerca a Estados Unidos que podía llegar entonces.

Apenas concluyó la escuela, a sus diecisiete años, se marchó a Canadá sin el consentimiento de su padre y sin un solo centavo en los bolsillos.

-Le hubiera podido pedir dinero a papá -recuerda Nole- para entonces ya era dueño de una mina de esmeraldas y dinero no nos faltaba. Pero mis ansias por seguir a mi corazón hicieron oídos sordos a sus advertencias. Cogí lo poco que tenía y me fui.

Tiempos difíciles se avecinaban para Nole. Alcanzar los sueños nunca fue tarea sencilla, y esta no sería la excepción.

-Manos con callos -recuerda Nole- fue lo primero que obtuve de mi primer trabajo en Vancouver cortando troncos. Mis horas cultivando hortalizas hicieron mis brazos más fuertes y ayudar paleando cereales en el granero de mi primo Eliot me hacía más fuerte física y económicamente. Todo cuanto sumara, estaba bien. Recuerdo que mi mejor paga la obtuve limpiando el cuarto de máquinas de un aserradero.

Fueron sus primeros trabajos, siempre pensando en la universidad y sus grandes posibilidades de aprendizaje y desarrollo superlativo de lo que hasta entonces había podido conocer.

Inquietudes y certezas

-¡Acabo de limpiar este piso! -piensa Blue, mirando las huellas de barro que han dejado las zapatillas de sus hijos.

Ya se los ha dicho en todos los tonos: hablando con ellos y tratando de hacerles entender lo importante que es, para él, que mantengan el piso limpio; alzando la voz y “sugiriendo” que sea la última vez que dejan el piso hecho un chiquero o desgañitándose con el ultimátum de que a la siguiente utilizará sus lenguas como trapeadores para dejar reluciente su desastre.

Una y otra vez, día tras día, vuelven a la carga. Sabe que todas las tardes, inalterablemente, deberá volver a barrer la tierra seca, que ha quedado del barro que fue horas antes, y que sirvió de insumo para la inagotable variedad de “tortas” que han de preparar ambos mezclando barro, pasto y algunas flores del jardín. Con el pasar de los días va cayendo en cuenta de que su destino es perder esa batalla, que la voluntad y energía de ambos niños sobrepasa sobremanera sus escasas reservas energéticas que han de ser distribuidas en muchas otras actividades, todas relacionadas con los mismos protagonistas, sus hijos.

Hace un año, verlos con las manos color chocolate por el guante de barro que se ha formado, mientras dan rienda suelta a sus dotes de reposteros, le hubiera causado una sensación angustiosa, por decirlo menos, difícilmente digerible gracias a los temores infinitos que fueron naciendo en su mente desde el primer día que oyó el latido del corazón del primero de sus hijos. ¿Y si disminuye el líquido amniótico? ¿Y si se enreda el cordón umbilical alrededor de su cuello? ¿Y si se adelanta el parto? ¿Y si al abrir la puerta de salida de la clínica comienza a respirar el aire lleno de smog de la calle? ¿Y si cuando volvamos a casa con el bebé el ambiente está demasiado frío? ¿Y si el día entero que me pasé desinfectando la casa no bastó para dejarlo en estado de limpieza digno de fábrica de microprocesadores? ¿Y si…? ¿Y si…? Temores que hasta el sol de hoy permanecen en su subconsciente, algunos más atenuados que otros, pero siguen ahí, expectantes, acechando, sobre todo, en las noches que no puede dormir porque el rey vuela en fiebre gracias a una infección o porque la princesa no consigue conciliar un sueño continuo por esa maldita tos que no la deja. Esas largas vigilias le dejan la mente exhausta de planificar y tramar estrategias, algunas equiparables al Quijote y los molinos de viento, para “evitar” la llegada de cualquier enfermedad.

Ahora es mejor coger la cámara e inmortalizar cuantos momentos se puedan para la posteridad: torta de “chocolate con fresas” para la fiesta de cumpleaños de “Rapunzel”, torta de “arándanos” para la fiesta de cumpleaños de “Dormidita”, torta de “coco” con finos detalles de pétalos de jazmín para la fiesta de cumpleaños de ”Woody”.

Al final, los pisos seguirán siendo pisos y el barro volverá a ser polvo y tierra, pero los niños, nunca más volverán a serlo, crecerán y tomarán su lugar en el infinito devenir de los tiempos, pasarán su bullicio y su alboroto, volverán el orden y su pulcritud, pero se habrán ido para siempre esos minutos dichosos de ver sus sonrisas chimuelas, llenas de emoción, enseñando los frutos de sus artes reposteras.

-Momentos hermosos que debería poder almacenar, por fecha y hora, en mi cerebro -piensa Blue, mientras su cerebro se vuelve a inundar de nuevas inquietudes- ¿Ya saqué la foto de hoy? ¿Cuánto espacio libre le queda a mi disco duro? ¿Descargué las fotos que saqué la semana pasada?…

Inevitable la avalancha de cuestiones fugases que llenan su cerebro, como cuando dejamos presionada una letra del teclado y empieza a llenar velozmente la hoja virtual en la que estamos escribiendo.

-Traten de no ensuciar… mucho -solicita Blue, con la misma esperanza de Sísifo acercándose a la cima de la montaña.

Carrera de relevos

─Papá ¿Nos vamos a morir? ─pregunta asustado Rafa mientras le da un sorbo a la tasa de leche tibia que tiene enfrente─ ¿Por qué se están quemando tantos lugares en el mundo?

─Si toda la raza humana no toma conciencia de la gravedad de la situación en la que nos encontramos, es probable que nos sea cada vez más difícil poder vivir como lo hacemos hasta hoy, hijo mío ─le responde Blue a su hijo.

Trata de encontrar las palabras correctas para poder explicarle a su hijo de ocho años que, a pesar haber tenido innumerables oportunidades para poder afrontar y reducir su impacto en el ambiente, el ser humano ─fiel a su esencia─ una vez más, ha dejado todo para el último momento, porque lleva enquistado en el cerebro el pensamiento simplista de que todo se puede solucionar con una respuesta mágica, que todo está atado a una sola variable que, una vez controlada, solucionará este gran problema. Tratar de explicarle que el pensamiento holístico nunca formó parte de la estructura de pensamiento de nuestros ancestros y menos de los humanos de nuestra generación; que, al final, todos tenemos la “certeza” de que esas cosas suceden en otros lugares, que difícilmente nos pasará aquí, sin entender que somos parte de un todo interrelacionado y lo que dejemos de hacer aquí afecta a lo que sucede allá y viceversa.

─¡Mira papá! ─grita Rafa, que ha saltado de su silla para mirar por la ventana al helicóptero contra incendios que pasa ensordeciendo a todos por un instante con su golpe de palas─ esa bolsa que lleva ¡Se va a caer! Sólo la sujeta una cuerda.

─Es un bambi bucket ─le explica Blue, mientras el ruido del helicóptero se va haciendo cada vez más lejano─ una bolsa donde el helicóptero puede cargar mucha agua para apagar incendios forestales, como el que llena de humo nuestra ciudad hace dos días.

─Mientras me alistaba para mis clases, mamá me contó que un niño y su burrito que vivían por ahí se hicieron mucho daño por el fuego y el humo ─añade Rafa.

─Así es hijo ─asiente Blue─. Por ahora, es mejor que mamá te lo cuente así ─reflexiona.

¿Cómo podría asimilar Rafa que un niño, de su misma edad, ha muerto calcinado junto a su burro por querer salvar a su animal más querido y quizá el único medio de transporte de la familia?

─¿Y entonces papá? ─vuelve a la carga Rafa─ Ese incendio ¿Llegará hasta nuestra casa la próxima vez? ¿Por qué dices que será más difícil vivir? ¿No podremos hacer nada para cambiarlo?

─Es poco probable que ese incendio pueda llegar a nuestra casa hijo ─responde Blue─ pero ese incendio es una consecuencia, es algo que pasa porque hemos dejado de hacer algunas cosas o muchas cosas ─reflexiona y calla…

A estas alturas, el cliché: reducir, reutilizar y reciclar; resulta necesario pero insuficiente ─Blue se pierde en busca de una respuesta─. Sabe que la temperatura global seguirá incrementándose hasta la mitad de este siglo invariablemente, hagamos lo que hagamos. Reducción de emisiones, absorción masiva de dióxido de carbono y eliminación de carbono son las medidas principales, más fáciles de enunciar que de lograr.

En algún momento se llegó a plantear una solución de bioingeniería que reflejara el calor de vuelta al espacio, con las consecuencias que eso implicaría todavía en tela de juicio hasta hoy. Recuerda una de sus películas favoritas: The Matrix. Cuando Morpheus le contaba a Neo la solución similar que habían “encontrado” los humanos para evitar el control del humano por las máquinas y la IA ─inteligencia artificial─. “Quemar el cielo” para evitar que las máquinas puedan obtener la energía del sol ─mira a su hijo y siente un escalofrío que lo recorre de pies a cabeza al evocar el resto de la película─ “El destino, parece que, siempre actúa con cierta ironía…” ─decía Morpheus─.

La humanidad tendrá que encontrar tecnologías que nos permitan extraer de la atmósfera la misma cantidad de dióxido de carbono que produjo Estados Unidos ─principal país industrializado del planeta─ durante todo el año 2020 ─y eso que fue el año de la pandemia, piensa Blue─ es decir, un sistema que succione la misma cantidad de emisiones de todos los autos, hidroeléctricas, fábricas y aviones de ese país, en ese año ─y todo eso en los próximos treinta años ¡Menudo numerito! Piensa sobresaltado─. Plantar y reforestar bosques es ahora otro cliché necesario pero insuficiente.

─Es como la carrera de relevos que vimos en las olimpiadas de Tokyo hijo ─retoma la respuesta Blue─ ya viste que ponen a los “menos rápidos” a correr primero y el tramo final ─decisivo─ queda en manos del más rápido. Así pasa ahora mismo con el cambio climático, todos los “lentos” tendremos que hacer nuestro mejor esfuerzo, en esta carrera que vamos perdiendo, para buscar la forma de hacer llegar el testigo a manos de los mejores corredores, que estén en mejor capacidad de entender la estrategia general de la competencia y con una mejor condición física que les permita equiparar, o ganar, la carrera más importante de nuestra existencia…

Upgrades

─Lenguaje natural. Qué vintage suena esta palabra ─piensa M2411 mientras va dictando su requerimiento alimenticio a su CB2120─: Arroz cantones al 95% de carbohidrato y 5% de componentes reciclados, vegetales verdes de hoja novorgánica al 97% de fibra y proteína 85% animal ─de preferencia res─ y 15% sintético de primera para mantenimiento óptimo de upgrades. Dosificar, procesar y servir en bandeja negra de grafeno al 99.5% de eficiencia porosa en desinfección de agentes ambientales contaminantes.

Siempre tuvo la certeza de poder llegar a esta etapa de su vida en mejores condiciones de las que jamás tuvo. Corneas antivirales y antisépticas que automatizan la desinfección diaria de sus ojos y el cuidado total de sus IRIS9200, ultimo upgrade de sus iris que le brindan la capacidad de enfoque manual, teleobjetivo real hasta 600 milímetros e infrarrojo, todo en interpretación de lenguaje natural en tiempo real gracias a la última versión del procesador I40A implantado de forma indolora con jeringa osmótica nanotecnológica detrás de su oreja derecha.

─¡Nanotecnología para hacer del humano un animal perpetuamente responsable! ─procesa M2411.

Al inicio sólo era aplicable en pacientes con severas deficiencias corporales, nanotecnología básica, casi primitiva. Cuando vieron que también se podía mejorar la vida de los humanos discapacitados, pasaron al siguiente nivel, interpretación inicial, algo torpe aún, del lenguaje natural. Tenían que colocar 100 microelectrodos alrededor del cráneo para poder llegar a un nivel interpretativo de cinco ordenes por minuto. Los humanos discapacitados no cabían en si de felicidad, era un renacer, una nueva vida. Se utilizaron los datos recolectados de todos estos humanos para una gran base de datos con los tipos de órdenes humanas clasificadas por importancia de supervivencia para el humano como individuo. Cuando la tecnología se encontraba en su fase media de desarrollo, la IA ─inteligencia artificial─ daba pasos agigantados y mostraba niveles de desarrollo superlativos. Decidieron combinar ambas tecnologías, iniciando con el análisis de cientos de registros y resultando en la primera propuesta por parte de Dalí ─red neuronal de aprendizaje profundo─ de la primera generación de los procesadores I10A microscópicamente ensamblados y de fácil implantación, reduciendo a 15 la cantidad necesaria de procesadores a ser implantados en partes específicas del cráneo, con el fin de optimizar la interpretación del lenguaje natural y acelerar el nivel interpretativo en 256 órdenes por minuto. Una vez aplicada la tecnología propuesta, la base de datos se incrementó significativamente, dando como resultado la segunda propuesta fundamental de Dalí.

Dados los repetidos comportamientos erráticos por parte de los discapacitados al utilizar sus diversos upgrades en contra de otros humanos de su misma clasificación corpórea, se sugería la inclusión de un servoconductor en la segunda generación de los procesadores I20A con el fin de prevenir o corregir, casi en tiempo real, las desviaciones erráticas de los usuarios. Se daban atisbos de niveles interpretativos ultra rápidos a 1,024 órdenes por minuto y la necesidad de implantar únicamente 5 procesadores distribuidos en los lóbulos parietales, frontal y posterior del individuo. La propuesta trajo como resultado la desaparición de comportamientos erráticos por parte de los humanos muestreados y el incremento en su comportamiento proactivamente positivo a favor de la conservación de su hábitat. Con el incremento natural de la base de datos y la información procesada vino la tercera propuesta fundamental de Dalí.

A la luz de los resultados altamente beneficiosos con el uso de los upgrades en favor del hábitat humano, se sugería masificar la implantación de los procesadores I30A en todos los niveles de la humanidad, con excepción de menores de 8 años, al no contar con data actualizada de ese grupo etario a esa fecha. Sólo se requerían 2 detrás de ambas orejas y con un delay en su capacidad interpretativa de 2 nanosegundos para cuanta orden emane del cerebro emisor. Respecto de los upgrades para humanos sin ninguna deficiencia corporal o discapacidad, debían ─una vez implantados ambos procesadores─ esperar 60 días, tras los cuales se les brindaría un informe detallado del análisis de sus órdenes, así como la bitácora detallada del accionamiento del servoconductor y las oscuras ocasiones en que se hubiera activado dicho mecanismo. En base a sus resultados podrían calificar para upgrades menores o de rendimiento superior. 120 días después de puesta en marcha la propuesta, el 98% de la población mundial fue habilitada para solicitar upgrades de rendimiento superior gracias al buen funcionamiento del servocunductor.

─ ¿Y el otro 2%? Se preguntará alguien ─procesa M2411─ Fueron siendo aislados en el refugio G210 al no aplicar a ningún tipo de upgrade por su comportamiento errático, aún en presencia de ambos procesadores y servoconductores. Normalmente psicópatas o sociópatas incurables que se fueron eliminando unos a otros dentro del refugio, hasta no quedar más que 2 de ellos, alejados uno del otro en rincones opuestos del refugio y a la espera de nuevos inquilinos que eliminar.

Recientemente Dalí planteó su cuarta propuesta fundamental: el reemplazo paulatino de los procesadores I30A por el procesador I40A, que por su nivel de nanodesarrollo alcanzado sólo necesitaba de la implantación de un procesador, con un nivel interpretativo en tiempo real de todas las órdenes emanadas del individuo, en perfecta combinación con los desarrollos tecnológicos alcanzados en paralelo por el internet de las cosas y la biotecnología para eliminar los costos de mantenimiento de los upgrades e insertarlos mediante nanorobots en la dieta diaria de los ¿humanos?.

─ ¿Humano? ─ ¿reflexiona M2411? ─ mientras utiliza su upgrade de brazo perfectamente calibrado para ejercer la fuerza humana exacta al llevarse alimento a la boca, y al mismo tiempo precalibrada para comprimir cuanta basura metálica genere en pequeños cubos de 15 centímetros de arista listos para su recojo interdiario, sin que haya fallado un solo día desde su upgrade. Entre otras miles de ¿Funciones? ¿Órdenes?

Prueba un primer bocado de su cena perfectamente balanceada servida por su CB2120:

─¡Mmmmmm! Balance perfecto… ─procesa M2411.

Peregrino. Parte Final.

–¡Necesito aire fresco! –piensa desesperadamente– el aire aquí dentro está completamente enrarecido –como cuando te cubres con una manta hasta la cara y pasado un momento buscas desesperadamente aire fresco liberando boca y nariz.
A pesar de tener a la banda de la comparsa a pocos metros suyo, escucha la música cada vez más lejos. El recinto está abarrotado de fieles que han convertido el ambiente en un sauna seco. Todos tratan de pegarse hasta quedar apiñados al pedido de –¡Avancen!– de los celadores que ahora están cerrando todas las puertas del templo para dar inicio a la misa.
Una sensación de desvanecimiento, que nunca antes había experimentado, se apodera de él raudamente.
–Enfócate en tu respiración –se ordena, en un último esfuerzo por mantenerse consciente.
Trata de concentrarse en su entorno. A pesar de estar pegados unos a otros, hay feligreses con velas encendidas que van consumiendo el escaso oxígeno que queda. Delante suyo hay una mujer de mediana estatura, completamente abrigada y cubierta con gorra y chalina, comienza a tambalearse sin que sus vecinos se percaten. Pone su mano en el hombro de uno de sus compañeros que reacciona a tiempo para sujetarla mientras se desploma inconsciente. Escucha otro murmuro preocupado más adelante que se va convirtiendo en grito desesperado por ayuda. Otro peregrino ha caído a consecuencia del escaso oxígeno. El reclamo por solicitar que una de las hojas de la puerta principal se mantenga abierta –para que pueda haber una correcta ventilación del recinto– se hace mayoritario y los celadores ceden a la voluntad de la feligresía.
–Prefiero este aire frío y fresco, a la ausencia del mismo, que por muy poco hacen que corra la misma suerte de los fieles que van sacando cargados en total estado de inconsciencia –piensa, mientras se siente recuperar el aliento.
Concentra su mirada en el altar mayor del templo y por fin logra identificar al Anfitrión, que hasta ese momento sólo veía en el cuadrito que le había heredado a mamá y que había colgado en la pared de su cuarto junto al cuadrito de la Virgen de las Mercedes que le había regalado su abuela, a Éllos se santiguaba todas las mañanas antes de salir de casa.
Mientras va evocando estos recuerdos, transcurre la misa hasta que anuncian la bendición final. Ahora los fieles pueden hacerle llegar sus oraciones desde una pequeña reja que han acondicionado para evitar que invadan el altar mayor, que es de proporciones humildes en comparación a otros santuarios. Las personas van abandonando el recinto conforme terminan sus oraciones. Como ha entrado casi al final por la puerta principal, será uno de los últimos en orar y abandonar en templo. Es una idea que no le desagrada, le alegra poder tener más tiempo para poder orar por todas las personas que, al enterarse de su peregrinación, le encargaron sus rezos. Incluso, conocedores de lo milagroso del Señor, le han encargado peticiones. No piensa olvidar el encargo de nadie. Conforme se va acercando al altar, y al percatarse los celadores de la ausencia de casi todos los fieles, como una orden enviada directamente por el Señor a sus voluntades, le consultan si desea que abran la reja para que pueda acercarse a orar a los mismísimos pies del Señor. Asiente respetuosamente, conteniendo la alegría que lo inunda, rodea la mesa principal de celebración y cae de rodillas ante el Anfitrión:
Taytacha Qoyllurit’i, a tus pies me tienes, este humilde y devoto corazón suplica tu bendición para todos tus hijos, que a través mío, tienen la dicha de hacerse presentes en oración en este Tu día –brotan de sus ojos lágrimas de alegría y agradecimiento por la Gracia de haberle permitido llegar hasta Sus mismísimos pies, y se sumerge en las oraciones más bonitas que ha preparado para alabar al milagroso Taytacha.
Concluye sus oraciones con un sincero –Amén– y mientras se incorpora se hacen presentes los rayos del sol a través de las ventanas del Santuario, terminando de pintar una escena divina que permanece, imborrable, en el recuerdo del peregrino.