Una lágrima, abriéndose cause, milímetro a milímetro, por la piel agotada de la mejilla de su primer y mejor amigo grande. De los que te cuidan, de los que te defienden, de los que te engríen. Él la recoge con cariño, −tranquilo− le dice, tratando de aliviarlo.
Entretanto recuerda, de niño le habían amenazado con decirle al abuelo la travesura que acababa de cometer, cinco patitos flotando inertes en la poza de la huerta, él pensó que ya podían nadar y bucear como lo hacían sus hermanos mayores, grave error. Su mejor amigo grande vino a confortarlo, lo miraba con ojos serios, tratando de encontrar el motivo en lo profundo de sus pupilas. Parece haberlo encontrado. Sonríe.
−Tranquilo− le dice, secando sus lágrimas que brotan incesantes, una tras otra, y mojan sus mejillas manchadas con el barro de sus manos traviesas. −Vamos, ¡te tengo una sorpresa!−
Cesa el llanto. Aún quedan sollozos. Él esboza una sonrisa tímida, todavía siente el escalofrío que lo tenía petrificado hace unos instantes, como ese león que escupe agua por la boca en la pileta de la plazoleta. Se le reconforta el corazón.
Torta de vainilla con Ñusta roja −su gaseosa favorita−. Siempre les encantó comerla juntos a escondidas, su mejor amigo grande la camuflaba en su ropa para que nadie pudiera verla, él lo esperaba siempre por las tardes, sentado en el balcón que daba al patio, esperando la señal que sólo ambos conocían. El código secreto de los mejores amigos.
Su mejor amigo grande había dejado de hablar hace unas semanas, él hacía cuanto podía para estar a su lado, sentado delante de él. La enfermedad lo iba desgastando de a pocos, robándole recuerdos día a día, restándole combustible a esa máquina otrora incansable.
Él, con mirada cariñosa, buscando respuestas en lo profundo de sus pupilas, le dice:
−¡Te tengo una sorpresa!− Saca de la bolsa de papel una torta de vainilla y llena dos vasos con IncaKola −su gaseosa favorita−.
Una lágrima solitaria asoma. La muda mirada de ternura de su mejor amigo grande quedará tatuada en su alma hasta el fin de sus días…